LA DIVINA PROVIDENCIA
Cuando
leo los escritos de los cristianos de siglos pasados me llama la atención la
multitud de referencias a la providencia de Dios. Parece ser como si antes del
advenimiento del siglo veinte los cristianos sintonizaban más con la
providencia de Dios en sus vidas que lo que sucede ahora. El espíritu del
naturalismo que entiende que todos los acontecimientos en la naturaleza están
gobernados por fuerzas naturales ha hecho su impacto sobre nuestra generación.
La
raíz del significado de la palabra providencia
es "prever o ver de antemano", o "proveer". La
palabra, como tal, no transmite el significado profundo de la doctrina de la
providencia. La doctrina implica mucho más que el hecho de que Dios sea un
espectador de los acontecimientos humanos. Conlleva más que una simple
referencia a su previo conocimiento.
Los
ministros de Westminster en el siglo diecisiete definieron la providencia de la
siguiente manera: Dios, el gran Creador de todas las cosas, sostiene, dirige,
dispone y gobierna a todas las criaturas, acciones, y cosas, desde la más
grande hasta la más pequeña, por su más sabia y santa providencia, de acuerdo
con su previo conocimiento infalible, y el libre e inmutable consejo de su
propia voluntad, para la alabanza de la gloria de su sabiduría, su poder, su
justicia, su bondad y su misericordia'.
Dios
también sostiene lo que crea. El universo no solo depende de Dios para su
origen, depende de Dios para continuar existiendo. El universo no puede ni
existir ni operar por su propio poder. Dios tiene todo en su poder. Es en Él
que vivimos, nos movemos y somos.
El
punto central de la doctrina de la providencia e?
la importancia otorgada al gobierno de Dios sobre el universo. El gobierna a su
creación con absoluta soberanía y autoridad. Gobierna todo lo que acontece,
desde lo más importante hasta lo más insignificante.
No
sucede nada que esté fuera del alcance de su gobierno providencial soberano. Él
hace que caiga la lluvia
que brille el sol. Él hace que surjan los reinos y los hace
caer. El tiene contados los cabellos sobre nuestras cabezas y los días de
nuestra vida.
Hay
una diferencia crucial entre la providencia de Dios y el destino, la fatalidad
o la fortuna. La clave de esta diferencia la encontramos en el carácter
personal de Dios. El destino es ciego, mientras que Dios todo lo ve. La
fatalidad es impersonal, mientras que Dios es un Padre. La fortuna no tiene
voz, mientras que
Dios puede hablar. ¿No hay fuerzas impersonales y ciegas actúan? En
la historia de la humanidad. Todo acontece por la mano invisible de la
Providencia.
En
un universo gobernado por Dios no hay lugar para acontecimientos fortuitos. La
casualidad no existe. La probabilidad es solo una palabra que utilizamos para
describir las posibilidades matemáticas. Pero ni la casualidad ni la
probabilidad intrínsecamente tienen ningún poder porque no son. La casualidad
no es una entidad capaz de influenciar la realidad. La casualidad no es algo.
Es nada. .
Otro
aspecto de la providencia es llamado la concurrencia.
La concurrencia se refiere a las acciones co-extensivas de Dios y los seres humanos. Somos
criaturas con nuestra propia voluntad.
Podemos
provocar acontecimientos. Sin embargo, el poder causal que
ejercemos es secundario. La providencia soberana de Dios trasciende
nuestras acciones. El cumple su voluntad a través de las
acciones de las voluntades humanas, sin violar la libertad de dichas
voluntades humanas. El ejemplo más claro de concurrencia que
encontramos en la Escritura es el caso de José y sus hermanos.
Aunque
los hermanos de José incurrieron en una culpa verdadera por haber traicionado a
su hermano, la providencia de Dios seguía actuando a través de su pecado. José
le dijo a sus hermanos: "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo
encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho
pueblo" (Génesis 50:20). .,
La
providencia redentora de Dios puede obrar incluso a través de las acciones más
diabólicas. La ofensa más grande jamás cometida por un ser humano fue la
traición de Cristo por Judas.
Sin
embargo, la muerte de Cristo no fue un accidente histórico. Estaba en
concordancia con el consejo determinado de Dios. El acto malvado de Judas hizo
que sucediera lo mejor que haya sucedido en la historia, la Expiación. No es ninguna
casualidad que ese día sea conocido históricamente como el viernes "Santo".
RESUMEN
1. Hoy en día no se cree
generalmente en el concepto de la providencia divina.
2.
La providencia implica la obra de Dios para sostener a su creación.
3.
La providencia se refiere principalmente al gobierno de Dios sobre la creación.
4.
A la luz de la providencia divina no hay cabida para fuerzas impersonales como el destino, la fatalidad o la
casualidad.
5.
La providencia implica la concurrencia por medio de la cual Dios obra su divina
voluntad a través de la voluntad de sus criaturas.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Job
38:1-41:34, Daniel 4:34-35, Hechos 2:22-24, Romanos 11:33-36.
SI DIOS CONTROLA TODAS LAS COSAS, ¿CÓMO PUEDEN NUESTRAS ACCIONES TENER VERDADERO SIGNIFICADO? ¿CUÁLES SON LOS DECRETOS DE DIOS?
EXPLICACIÓN Y BASE BÍBLICA
Una
vez que entendemos que Dios es el Creador todopoderoso (vea capítulo 15),
parece razonable concluir que él también preserva y gobierna todo en el
universo.
Aunque
el término providencia no se halla en la Biblia, tradicionalmente se ha usado
para denotar las relaciones continuas entre Dios y su creación. Cuando aceptamos
la doctrina bíblica de la providencia, evitamos cuatro errores comunes al
pensar en las relaciones de Dios con su creación.
La
doctrina bíblica no es deísmo (que enseña que Dios creó el mundo y luego
esencialmente lo abandonó), ni tampoco panteísmo (que enseña que la creación no
tiene una existencia real y distinta en sí misma, sino que es nada más que una
parte de Dios), sino providencia, que enseña que aunque Dios se relaciona
activamente e interviene en la creación en cada momento, la creación es algo
aparte de él.
Todavía
más, la doctrina bíblica lo enseña que los acontecimientos de la creación los
determina la casualidad (o el azar), ni tampoco los determina el destino
impersonal (o determinismo), sino Dios, que es el personal y sin embargo
infinitamente poderoso Creador y Señor.
Podemos
definir la providencia de Dios como sigue: Dios interviene continuamente en
todas las cosas creadas de tal manera que él;
(1) Las mantiene existiendo y conservando las propiedades con que las creó;
(2) Coopera con las cosas creadas en toda acción, y dirige las propiedades
que las distinguen para hacerles que actúen como actúan; y;
(3) Las dirige para que cumplan los propósitos que les asignó.
Bajo
la categoría general de providencia tenemos tres subtemas, de acuerdo a los
tres elementos de la definición dada arriba:
(1) Preservación,
(2) Concurrencia y
(3) Gobierno.
Examinaremos
cada una de estas en forma separada, y luego consideraremos diferentes
criterios y objeciones a la doctrina de la providencia. Se debe notar que esta
es una doctrina respecto a la cual ha habido desacuerdo sustancial entre los cristianos
desde la historia temprana de la iglesia, particularmente respecto a la
relación de Dios con las decisiones voluntarias de criaturas morales.
En este capítulo presentaremos primero un
sumario de la posición que se favorece en este libro de texto (que comúnmente
se conoce como la posición «reformada» o «calvinista».