Es una cosa decir que los milagros pueden ocurrir hoy.
Es otra muy diferente pedir
milagros a Dios. ¿Está bien, entonces, que los cristianos le pidan a Dios que haga
milagros?
La
respuesta depende del propósito con que se busca milagros. Ciertamente está mal
buscar poder milagroso para promover el poder o la fama de uno, como lo buscó
Simón el mago; Pedro le dijo: «No eres íntegro delante de Dios. Por eso, arrepiéntete
de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala
intención» (Hch 8: 21-22).
También
está mal buscar milagros simplemente para diversión, como Herodes los buscó:
«Al ver a Jesús, Herodes se puso muy contento; hada tiempo que quería verlo por
lo que oía acerca de él, y esperaba presenciar algún milagro que hiciera Jesús»
(Lc 23:8). Pero Jesús ni siquiera respondió a las preguntas de Herodes.
También
es malo que los incrédulos escépticos corran tras los milagros solo para hallar
base para criticar a los que predican el evangelio:
Los
fariseos y los saduceos se acercaron a Jesús y, para ponerlo a prueba, le
pidieron que les mostrara una señal del cielo. Él les contestó: Esta generación
malvada y adúltera busca una señal milagrosa, pero no se le dará más señal que
la de Jonás» (Mt 16:1-4).
Este
regaño en contra de buscar señales se repite en otras partes en los Evangelios,
pero es importante notar que los reproches contra los que buscan señales
siempre se dirigen contra incrédulos hostiles van tras los milagro sólo para criticar
a jesús.34 Jesús nunca reprende a nadie que viene en fe, o en necesidad,
buscando cura, liberación o algún otro tipo de milagro, sea para sí mismo o
para otros.
¿Qué diremos,
entonces, en cuanto a 1ª Corintios 1: 22-24, donde Pablo dice: «Los judíos
piden señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría, mientras que nosotros
predicamos a Cristo crucificado.
NOTA: El hecho de que Jesús sólo reprende a los no
creyentes hostiles que buscan milagros sorprendentemente nunca lo menciona D.
A. Carson, «The Purpose of Signs and Wonders in the New Testamento, en M.
Horton, ed., Power Religion, pp. 89-118, o James M. Boice, «A Better Way: The
Power of Word and Spirít», en Power Religion, pp. 119-36.
Ambos artículos usan la reprensión de Jesús como
medio de desalentar a los creyentes en cuanto a buscar milagros hoy, pero para hacer
esto deben aplicar la afirmación de Jesús de una manera que no justifica el contexto
del Nuevo Testamento. (Vea esp. Boice, p. 126, que cita con aprobación una
afirmación de John Wood house, «A desire for further signs and wonders is
sinful and unbelieving)
La afirmación explicita de la intención de
«probarle» también se halla en Mc 8: 11 y Lc 11: 16, contextos paralelos en
donde Jesús reprende a una generación perversa por buscar de él una señal. El
único otro contexto en donde aparece una reprensión, Mt 12: 38-42, no incluye
una afirmación explícita de intención de probarle, pero Jesús claramente está respondiendo
a los «escribas y fariseos» (v. 38), y el incidente viene después de Mt 12: 14,
en donde los fariseos «salieron y tramaban cómo matar a Jesús» y Mt 12: 24, en
donde los fariseos dicen: «Éste no expulsa a los demonios sino por medía de
Beelzebú, príncipe de los demonios»,
Este
mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles,
pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el
poder de Dios y la sabiduría de Dios»? ¿Quiere decir Pablo que él no hizo
milagros (señales) en Corinto, y tal vez tampoco en su obra evangelizadora en
general?
Aquí
Pablo no puede estar negando que realizó milagros en conexión con la proclamación
del evangelio. De hecho, en Romanos 15:18-19, pasaje que escribió mientras
estaba en Corinto dijo:
No Me Atreveré A Hablar De Nada Sino De Lo Que Cristo Ha Hecho Por Medio
De Mí Para Que Los Gentiles Lleguen A Obedecer A Dios. Lo Ha Hecho Con Palabras
Y Obras, Mediante Poderosas Señales Y Milagros, Por El Poder Del Espíritu De Dios.
Así Que, Habiendo Comenzado En Jerusalén, He Completado La Proclamación Del
Evangelio De Cristo Por Todas Partes, Hasta La Región De Iliria.
Y 2ª Corintios 12: 12 afirma claramente que
Pablo en efecto hizo «señales, prodigios y milagros» entre ellos.
Así
que 1ª Corintios 1: 22-24 no puede querer decir que Pablo estaba negando la validez
de la sabiduría ni la validez de las señales, porque por medio de Cristo él hizo
señales y enseñó sabiduría. Más bien, aquí está diciendo que las señales y la
sabiduría en sí mismas no salvan a nadie, pero el evangelio sí salva a las
personas.
Las señales
y la sabiduría que judíos y griegos buscaban no eran las señales y sabiduría de
Cristo, sino simplemente señales para entretener o atizar su hostilidad y
escepticismo, y sabiduría que era sabiduría del mundo antes que sabiduría de
Dios.
No hay
nada inapropiado en buscar milagros con los propósitos apropiados para los
cuales los da Dios: para confirmar la veracidad del mensaje del evangelio, para
ayudar a los necesitados, para eliminar estorbos en los ministerios de las
personas y para dar gloria a Dios (vea la Sección C). En los Evangelios muchos
fueron a Jesús buscando milagros, y él lo sanó con estos propósitos.
Es
más, cuando envió a sus discípulos a predicar que el reino de los cielos se
había acercado, les dijo: «Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos,
limpien de su enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios» (Mt
10: 7-8). ¿Cómo podían ellos hacer esto sin buscar a Dios para hacer milagros
dondequiera que iban? El mandamiento de Jesús requería que procuraran que
sucedieran milagros.
Después
de Pentecostés, la iglesia primitiva oró por intrepidez para predicar el evangelio
y pidió que Dios les concediera milagros que acompañaran a su predicación.
Clamaron
a Dios:
Ahora, Señor, Toma En Cuenta Sus Amenazas Y Concede A Tus Siervos El
Proclamar Tu Palabra Sin Temor Alguno. Por Eso, Extiende Tu Mano Para Sanar Y
Hacer Señales Y Prodigios Mediante El Nombre De Tu Santo Siervo Jesús (Hch 4:
29-30).
Lejos
de enseñar que no debemos pedirle a Dios milagros, este ejemplo de la iglesia
primitiva como que nos estimula a pedirlos. De modo similar, los discípulos de
Lida enviaron a buscar a Pedro para que fuera a orar por Tabita después de que esta
murió, con lo que buscaban una intervención milagrosa de Dios (Hch 9: 38).
Y Santiago
dirige a los ancianos de la iglesia a orar y buscar la curación de los enfermos
(Stg 5: 14). Por supuesto, no debemos dar por sentado que una respuesta
obviamente milagrosa a la oración es mejor que la que resulta por medios
ordinarios (tal como ayuda médica en una enfermedad), y también debemos darnos
cuenta de que pedirle a Dios por una necesidad en particular no garantiza que
la oración recibirá respuesta. Por otro lado, nuestra fe en que Dios obra de
manera poderosa e incluso milagrosa puede ser demasiado pequeña.
Debemos
precavemos para no dejarnos infectar por una cosmovisión secular que da por
sentado que Dios responde a la oración sólo muy rara vez, si acaso. Y por
cierto no debemos avergonzarnos de hablar de los milagros si ocurren, ¡ni
pensar que una respuesta a la oración que no es milagrosa es mejor! Los milagros
son obra de Dios, y él los realiza para glorificarse y fortalecer nuestra fe.
Cuando
encontramos necesidades serias en la vida de las personas hoy, está bien que
busquemos en Dios una respuesta, y cuando una intervención milagrosa parezca
necesaria, debemos pedirle a Dios que si es su voluntad obre de esa
manera." Esto parece ser especialmente apropiado cuando nuestra motivación
es una compasión como la de Cristo por los necesitados y un ardiente deseo de
ver el avance del reino de Cristo y que su nombre sea glorificado.
NOTA: John Walvoord, anteriormente presidente del
Dalias Theological Seminary, entiende que el don de milagros es «el poder de
realizar milagros a voluntad en el nombre de Cristo". Por consiguiente,
sostiene que el don de milagros ha cesado. Pero con todo aduce que podemos orar
por milagros hoy: «El cristiano todavía puede apelar a Dios para que haga
maravillas, y Dios en efecto respecto de la oración. Dios todavía puede sanar e
incluso revivificar a los muertos, si así lo desea, pero estos milagros son
sobera.nos e individuales. En tanto que, por consiguiente, el don de milagros
no es parte del programa presente de Dios, hay que afirmar el poder de Dios
para realizar milagros» (The Holy Spirit [Van Kampen, Wheaton, m., 1954],
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. Cuando usted abrazó la fe en Cristo, ¿ejercieron los relatos de milagros
en la Biblia alguna influencia (negativa o positiva) en su creencia en el
mensaje de la Biblia?
2. Antes de leer este capítulo, ¿había pensado usted de la iglesia de
tiempos del Nuevo Testamento que era una iglesia Con milagros frecuentes? ¿Ha
pensado usted de la iglesia contemporánea que es una iglesia con milagros
frecuentes? Después de leer este capítulo, ¿de qué manera ha cambiado su posición,
si es que ha cambiado?
3. Si usted piensa que los milagros deben ser la característica de la
iglesia hasta que Cristo vuelva, entonces ¿por qué no hemos visto muchos
milagros en muchos puntos en la historia de la iglesia, y por qué no vemos
muchos milagros en grandes secciones de la iglesia cristiana hoy?
4. Si usted sostiene una posición «cesacionista», ¿qué clases de
respuestas poco comunes a la oración pensaría usted que todavía son posibles
hoy? (Por ejemplo, oración por salud fisica, liberación de peligro, victoria
sobre ataques demoníacos mediante la oración y reprensión verbal de un espíritu
malo, o comprensión súbita e inusual de un pasaje de la Biblia, o de las
circunstancias de la vida de alguien.) ¿Cómo haría distinción entre estas cosas
que tal vez podría pensar hoy y los «milagros» según la definición que se da en
este capítulo? (Tal vez usted quiera también argumentar por una definición diferente
de «milagro».)
5. ¿Tienen los milagros que ser grandes y «destacados» (tal como resucitar
a los muertos o sanar a un ciego de nacimiento) para lograr propósitos útiles en
la iglesia hoy? ¿Qué clase de milagros «en pequeña escala» también pudieran alcanzar
algunos de los propósitos de los milagros que se mencionan en este capítulo?
¿Ha sabido usted de alguna respuesta a la oración en su propia iglesia (o en su
propia vida) que usted caracterizaría como «milagrosa» según la definición que
da al principio de este capítulo?
6. ¿Le gustaría ver más poder milagroso del Espíritu Santo (o más
respuestas inusuales a la oración) en su propia iglesia hoy, o no? Si
ocurrieran más milagros, ¿cuáles pudieran ser los peligros? ¿Cuáles pudieran
ser los beneficios?
TÉRMINOS ESPECIALES
Cesacionista,
ley natural, marcas de un verdadero apóstol, milagro, obra poderosa, prodigio, señal
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
Hebreos 2: 3-4: ¿Cómo Escaparemos Nosotros Si Descuidamos Una Salvación
Tan Grande Esta Salvación Fue Anunciada Primeramente Por El Señor, Y Los Que La
Oyeron Nos La Confirmaron. A La Vez, Dios Ratificó Su Testimonio Acerca De Ella
Con Señales, Prodigios, Diversos Milagros Y Dones Distribuidos Por El Espíritu
Santo Según Su Voluntad.