OBJECIONES ADICIONALES A LA POSICIÓN ARMINIANA.

INTRODUCCIÓN
Además de responder a las cuatro afirmaciones arminianas específicas mencionadas arriba, hay que considerar algunas objeciones restantes.
A. SEGÚN EL CONCEPTO ARMINIANO,
¿cómo puede Dios saber el futuro? De acuerdo al concepto arminiano, nuestras decisiones humanas no las causa Dios. Son totalmente voluntarias. Pero la Biblia da muchos ejemplos de que Dios predice el futuro y de profecías que se cumplen exactamente. ¿Cómo puede Dios predecir el futuro de esta manera si no tiene certeza de lo que va a suceder?
En respuesta a esta pregunta los arminianos dan tres respuestas diferentes. Algunos dicen que Dios no puede saber los detalles del futuro; específicamente niegan que Dios pueda saber qué decisiones van a tomar los seres humanos en el futuro. Esta me parece ser la posición arminiana más coherente, pero el resultado es que, en tanto que Dios puede ser capaz de hacer algunas predicciones bastante acertadas basadas en el completo conocimiento del presente, no pueden ser predicciones certeras.
En última instancia, también quiere decir que Dios ignora todas las decisiones humanas futuras, lo que quiere decir que ni siquiera sabe lo que la Bolsa de Valores hará mañana, o quién será elegido como el siguiente presidente de los Estados Unidos, o quién se va a convertir.
Según esta opinión, ¿cuáles acontecimientos de la historia humana podría Dios saber con certidumbre de antemano?
Ninguno. Esta es una revisión radical de la idea de omnisciencia y parece que la niegan claramente docenas de ejemplos de certeras profecía sobre el futuro en la Biblia, el cumplimiento de las cuales demuestra que Dios es el Dios verdadero y no los falsos dioses.
Otros arminianos simplemente afirman que Dios sabe todo lo que sucederá, pero esto no significa que él ha planeado o causado lo que sucederá; solo quiere decir que él tiene la capacidad de ver el futuro. (La frase que a veces se usa para expresar esto es «Conocimiento previo no implica ordenación previa».) Esta es probablemente la posición arminiana más común, y la expresa hábilmente Jack Cottrell: «Afirmo que Dios tiene verdadero conocimiento previo de las decisiones futuras del libre albedrío dentro de sí mismo sin ser él el agente que las causa o las hace ciertas».
El problema con esta posición es que, aun si Dios no planea o causa que las cosas sucedan, el hecho de que son conocidas previamente quiere decir que ellas se realizarán con certeza. Y esto quiere decir que nuestras decisiones son predeterminadas por algo (sea el destino o el mecanismo inevitable de causa y efecto del universo), y que con todo no somos libres en el sentido que el arminiano desea que seamos libres. Si nuestras decisiones futuras son conocidas, entonces son fijas. Y si son fijas, no son «libres» en el sentido arminiano (indeterminado o no causado).
Una tercera respuesta arminiana se llama «conocimiento medio». Los que adoptan esta noción dirían que las decisiones futuras de las personas no son determinadas por Dios, pero que Dios las conoce, porque sabe todas las posibilidades futuras y sabe cómo cada criatura libre responderá en algún conjunto de circunstancias que pudieran ocurrir.
El Conocimiento De Dios De La Voluntad De Una Criatura Libre Es De Tal Cualidad Superior Que Dios Sabe Exactamente Lo Que La Criatura Libre Haría Si La Colocara En Cierto Conjunto De Circunstancias.. Como Sabe Lo Que Toda Criatura Libre Haría En Cualquier Posible Situación, Dios Puede Suscitar Una Situación Y Saber Lo Que La Criatura Libremente Va A Hacer. Así Que Sabe De Antemano Con Certeza Todo Lo Que Sucede En El Mundo.
William Craig dice:
Pero el concepto de Craig no sostiene un punto de vista sobre la libertad en el sentido que los arminianos por general mantienen: que ninguna causa o conjunto de causas hacen que una persona escoja de la manera en que escoge. Según el concepto de Craig, las circunstancias que la rodean y la propia disposición de la persona garantiza que se tomará cierta decisión; de otra manera, Dios no podría saber lo que va a ser esa decisión desde su conocimiento exhaustivo de la persona y de las circunstancias.
Pero si Dios sabe cuál va a ser la decisión, y si esa decisión está garantizada, entonces no podría ser de otra manera. Es más, si Dios ha creado tanto a la persona como a las circunstancias, en última instancia Dios ha determinado el resultado. Esto se parece bastante a la libertad en el sentido calvinista, pero ciertamente no es la clase de libertad que la mayoría de los arminianos aceptarían.
B. EN UNA NOCIÓN ARMINIANA,
¿CÓMO PUEDE EXISTIR EL MAL SI DIOS NO LO QUERÍA?
Los arminianos dicen muy claramente que la entrada del mal en el mundo no fue de acuerdo a la voluntad de Dios. Pínnock dice: «La caída del hombre es una elocuente refutación de la teoría de que siempre se hace la voluntad de Dios».
Pero, ¿cómo puede existir el mal si Dios no quería que existiera? Decir que el mal sucede a pesar de que Dios no quiere que suceda parece negar la omnipotencia de Dios; él quería prevenir el mal, pero no pudo hacerlo. ¿Cómo podemos, entonces, creer que este Dios es omnipotente?
La respuesta arminiana común es decir que Dios fue capaz de prevenir el mal pero que decidió permitir la posibilidad del mal a fin de garantizar que los ángeles y los seres humanos tengan la libertad necesaria para decisiones significativas. En otras palabras, Dios tuvo que permitir la posibilidad de decisiones de pecado a fin de permitir decisiones humanas genuinas. Cottrell dice: «Esta libertad dada por Dios incluye la libertad humana para rebelarse y para pecar contra el mismo Creador.
Al crear un mundo en el cual el pecado fue posible, Dios por consiguiente se obligó a reaccionar de ciertas maneras específicas si el pecado se convertía en realidad».
Pero ésta tampoco es una respuesta satisfactoria, porque implica que Dios tendrá eternamente que permitir la posibilidad de decisiones de pecado en el cielo. En la posición arminiana, para que alguna de nuestras decisiones y acciones en el cielo sean genuinas y reales, tienen que incluir la posibilidad de decisiones de pecado.
Pero esto implica que incluso en el cielo, por toda la eternidad, enfrentaremos la posibilidad real de escoger el mal; y por consiguiente la posibilidad de rebelamos contra Dios y perder nuestra salvación, y ¡ser arrojados del cielo! Este es un pensamiento aterrador, pero parece una implicación necesaria de la posición arminiana.
Sin embargo, hay una implicación que todavía es mucho más inquietante: si hay que permitir decisiones reales para la posibilidad de escoger el mal, entonces
(1) las decisiones de Dios no son reales, puesto que él no puede escoger el mal, o;
(2) las decisiones de Dios son reales, y hay la genuina posibilidad de que Dios pudiera algún día escoger hacer el mal, tal vez un poquito o tal vez mucho.
Si meditamos en la segunda implicación, eso se vuelve aterrador. Pero es contraria al abundante testimonio de la Biblia.68 Por otro lado, la primera implicación es claramente falsa:
Dios es la definición de lo que es real, y es claramente un error decir que sus decisiones no son reales. Ambas implicaciones, por consiguiente, proveen buena razón para rechazar la posición arminiana de que las decisiones reales deben permitir la posibilidad de escoger el mal. Pero esto nos pone de regreso en la pregunta anterior para la cual no parece haber una respuesta satisfactoria desde la posición arminiana: ¿cómo puede existir el mal si Dios no quería que existiera?
C. DESDE LA PERSPECTIVA ARMINIANA,
¿CÓMO PODEMOS SABER QUE DIOS TRIUNFARÁ SOBRE EL MAL?
Si volvemos a la afirmación arminiana de que el mal no es de acuerdo a la voluntad de Dios, surge otro problema: si todo el mal que hay en el mundo ahora llegó al mundo incluso sin que Dios lo quisiera, ¿cómo podemos estar seguros de que Dios al final triunfará sobre el mal? Por supuesto, Dios dice en la Biblia que él triunfará sobre el mal.
Pero si para empezar no pudo impedir que entrara en su universo, y si resultó así contra su voluntad, y si él es incapaz de predecir el resultado de acontecimientos futuros que incluyan decisiones libres de seres humanos, angélicos o demoníacos, ¿cómo, entonces, podemos estar seguros de que la declaración de Dios de que triunfará sobre el mal es verdadera en sí misma? Tal vez esto es solo una predicción optimista de algo que (según el punto de vista arminiano) Dios no puede saber.
Muy distante de la «libertad increíble de preocupación en cuanto al futuro» que los calvinistas tienen debido a que saben que un Dios omnipotente «dispone todas las cosas para el bien» (Ro 8: 28), la posición arminiana parece lógicamente empujamos a una ansiedad hondamente arraigada en cuanto al resultado definitivo de la historia.
Estas dos últimas objeciones respecto al mal hacen que nos demos cuenta de que, aunque puede haber dificultades al pensar en el concepto reformado de que el mal lo ordenó Dios y está completamente bajo el control de Dios, hay dificultades mucho más serias con el punto de vista arminiano de que Dios no dispuso el mal e incluso no lo quería, y por consiguiente no hay certeza alguna de que está bajo el control de Dios.
D. LA DIFERENCIA EN RESPUESTAS SIN CONTESTAR.
Puesto que somos finitos en lo que entendemos, inevitablemente tendremos algunas respuestas sin contestar en cuanto a toda doctrina bíblica. Sin embargo, respecto a este asunto las cuestiones que calvinistas y arminianos deben dejar sin contestar son muy diferentes. Por un lado, los calvinistas deben decir que no saben la respuesta a las siguientes preguntas:
1. Exactamente Cómo Dios Puede Ordenar Que Hagamos El Mal Voluntariamente, Y Sin Embargo Que No Se Le Pueda Echar A Dios La Culpa Del Mal.
2. Exactamente Cómo Dios Puede Hacer Que Escojamos Algo Voluntariamente.
En cuanto a ambas, los calvinistas dirían que la respuesta se debe hallar en la percepción de la grandeza infinita de Dios, y en el conocimiento del hecho de que él puede hacer mucho más de lo que jamás nosotros pudiéramos pensar posible.
Así que el efecto de estas preguntas sin contestar es que aumenta nuestro aprecio de la grandeza de Dios.
Por otro lado, los arminianos deben dejar sin contestar preguntas respecto al conocimiento de Dios del futuro, por qué permite el mal cuando va contra su voluntad, y si él con certeza triunfará sobre el mal. El hecho de que no puedan ellos resolver estas preguntas tiende a disminuir la grandeza de Dios; su omnisciencia, su omnipotencia y la confiabilidad absoluta de sus promesas para el futuro.
Y estas preguntas sin contestar tienden a exaltar la grandeza del hombre (su libertad para hacer lo que Dios no quiere) y el poder del mal (resulta y permanece en el universo aunque Dios no lo quiere). Es más, al negar que Dios puede hacer criaturas que tengan decisiones reales que de todas maneras sean causadas por él, la posición arminiana disminuye la sabiduría y las habilidades de Dios el Creador.
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. Al pensar en la doctrina de la providencia, ¿ha aumentado su confianza en Dios? ¿Cómo ha cambiado la manera en que usted piensa en cuanto al futuro? ¿Hay dificultades o adversidad en su vida en este momento? Dé un ejemplo de una dificultad específica que esté enfrentando ahora y explique cómo la doctrina de la providencia le ayudará en la manera en que piensa al respecto.
2. ¿Puede mencionar cinco cosas buenas que le han sucedido hasta aquí hoy? ¿Estuvo usted agradecido a Dios por ellas?
3. ¿Piensa usted a veces que la suerte o la casualidad son las causantes de los acontecimientos que suceden en su vida? Si alguna vez sintió de esa manera, ¿aumenta o reduce eso su ansiedad en cuanto al futuro? Ahora piense por un momento en algunos acontecimientos que usted tal vez atribuyó a la suerte en el pasado. Más bien, empiece a pensar que esos acontecimientos están bajo el control de su Padre celestial sabio y amante. ¿De qué manera le hace eso sentirse diferente en cuanto a los acontecimientos y en cuanto al futuro en general?
4. ¿Alguna vez cae usted en un patrón de acciones o rituales un poco «supersticiosos » que usted piensa que le darán buena suerte o impedirán la mala suerte (tales como no pasar debajo de una escalera, tener miedo cuando un gato negro se cruza en su camino, no pisar las grietas de la vereda, llevar cierto artículo «sólo por buena suerte», etc.)? ¿Piensa usted que esas acciones tienden a aumentar o reducir su confianza en Dios durante el día y su obediencia a él?
5. Explique cómo una comprensión apropiada de la doctrina de la providencia debe conducir al cristiano a una vida más activa de oración.
6. ¿Cuál ha sido el efecto global de este capítulo sobre la manera en que usted piensa y siente respecto a Dios y los acontecimientos de su vida?
TÉRMINOS ESPECIALES
Arminiano, calvinistas, causa primaria, causa secundaria, concurrencia, conocimiento medio, decisiones libres, decisiones voluntarias, decretos de Dios, libre albedrío, preservación, providencia, reformada
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
Romanos 8:28: Ahora Bien) Sabemos Que Dios Dispone Todas Las Cosas Para El Bien De Quienes Lo Aman, Los Que Han Sido Llamados De Acuerdo Con Su Propósito.

HIMNO